(Álvaro Gómez, Pilar Polo, un servidor y Manuel Cuesta en Ítaca)
es un dormilón que secuestra musas,
es un cobarde que conoce el valor,
es un valiente no pone excusas.
Álvaro Gómez es un alma inquieta,
un observador que en todo se fija,
un currante que juega a ser poeta,
un poeta que juega con su hija.
Álvaro Gómez receta ilusiones
en lugar de penas y antibióticos.
Escribe para esos corazones
solitarios tristes y eucarióticos.
Qué ilusión encontrarte en los andenes
y compartir vagón en tantos trenes.
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