Pablo Guerrero cantando con Moncho Otero a la guitarraNo podía ser de otra manera. Tres horas de concierto recordando a Labordeta tenían que acabar con El canto a la libertad. Fue también el broche final del IX Festival Internacional de Poesía organizado por Olifante y la DPZ. Con Paco Ibáñez a la guitarra, poetas, artistas y las más de 1.300 personas que llenaron el Monasterio de Veruela se sumaron a entonar el que para muchos se ha convertido en el himno de Aragón. Entonces, la cantautora catalana Marina Rossell cogió el micrófono y gritó "¡Y qué viva el abuelo!". Y todo con una fotografía de Labordeta en el escenario, materializando la presencia de sus palabras en el recinto monacal.
Olifante propuso a los artistas que interpretaran canciones de homenajeado, una oportunidad única de ver a Pablo Guerrero cantar Ya ves o de oír una particular Banderas rotas interpretado por Amaral. También sonó Mar de Amor en una intimista versión de María José Hernández y Joaquín Pardinilla o una preciosa Regresaré a la casa del madrileño Moncho Otero.
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Sin duda, uno de los principales atractivos fue el dúo Amaral que atrajo hasta el Monasterio de Veruela a muchos jóvenes. Eva y Juan aseguraban que "impresionaba" cantar en la iglesia de Veruela, "demasiado angelical para lo que somos nosotros". Además de Banderas rotas, que sonó actual y roquera, regalaron al público Noche de cuchillos y una nueva canción, Hacía lo salvaje.
Paco Ibáñez fue el encargado de cerrar el concierto con Bihotza (Corazón), de Imanol; y Como tú, de León Felipe. Ibáñez reconocía al acabar el festival: "Te quedas triste porque no ha estado entre nosotros, pero alegre por haber estado aquí... Labordeta es, ante todo, maño, con un corazón que no le cabe en el ser, un artista fiel a sus ideales". Trinidad Ruiz Marcellán, responsable del festival, aseguraba que "con el concierto se ha demostrado que todos somos un poco Labordeta".
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