CONCIERTO DE MANUEL CUESTA ESTE VIERNES EN LIBERTAD 8

El nuevo disco de Manuel Cuesta se llama "La vida secreta de Peter Parker", y yo el otro día tuve la suerte de comer con Peter Manuel Cuesta Parker. Iba de incógnito por las calles de Madrid. El creía que nadie conocía su identidad secreta. Pero yo sabía que estaba delante del superhéroe de los cantautores. Cuando pasamos por mi tienda favorita de cómics (que está al lado de mi trabajo) y nos encontramos con Spiderman tuvo que reconocer que sí, que era él. Y una de las empleadas de la tienda nos hizo una foto con el móvil (la foto superior). Después le recomendé unos maravillosos cómics de Carlos Giménez (que aprovecho para recomendártelos a ti también). Y él me recomendó "La broma asesina", que ya tengo en mis manos. Los dos somos algo freaks, sí. Este viernes comparte concierto con su maestro y amigo Alfonso del Valle. Yo estaré allí, por supuesto. Estaré porque las canciones de su nuevo disco me han dejado con la boca abierta. Comenzar a escuchar un disco y que el mismísimo Spiderman desde un altísimo edificio te dé la bienvenida es una pasada.
Casi lloro con todos los recuerdos que cita en la canción 1985. Sobretodo con "Atreyu cabalgaba escapando de La Nada / Bastian leía / Y esta historia interminable que despacio parecía". Por supuesto las menciones a Los goonies o a Regreso al futuro también me ponen la carne de gallina.
No sabe Manuel lo que le agradezco su adaptación de "Chelsea Hotel", el grandioso tema de Leonard Cohen, que Cuesta ha adaptado al castellano y que los ineptos del ingles, como yo, ahora hemos comprendido a la perfección. Aunque, repito, es una adaptación. Respeta la letra, pero cambia algunas cosas.
La mejor canción del disco, y tal vez la mejor de Manuel Cuesta, es "La balada de Elliot Smith". Y eso que yo no sabía quién era Elliot Smith. Esta canción es pura melancolía, puro rock, pura canción de autor, pura energía y un puro homenaje a todos los que han muerto jóvenes, han dejado un bonito cadáver y una buena ristra de canciones. De verdad, es una canción impresionante. Tiene una fuerza descomunal y me ha parecido la joya del disco. La canción que Quique González quisiera haber compuesto.
Por último destacar una preciosa nana que le dedica a su hija Ana. Poética, sutil y entrañable. Y con la voz del actor Javier Albalá recitando unos versos que abrazan.
El disco tiene muchas más canciones. Si tengo que poner algún punto negativo diría que algunas son demasiado largas, y que lo bueno si es breve dos veces bueno, pero aún así, es un disco que merece la pena escuchar.
Y yo el viernes lo haré en directo.
Pd: ¡Ah! y está Ismael Serrano.

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